Nos llegan a consulta algunas personas que no han sabido gestionar correctamente el paso de la etapa laboral a la etapa como jubiladas. Aprovecho la situación para proponer algunas indicaciones de cómo diseñar tu jubilación para que ésta sea activa. Os recordamos que tenéis otra entrada en el blog sobre jubilación activa.
Actividades gratificantes
Uno de los pilares más importantes a tener en cuenta es la potenciación de intereses vitales y actividades gratificantes. Cuando hablamos de gozar de la vejez, nos referimos a hacer actividades que nos gustan para poder estar activos y escapar del aburrimiento.
Podemos continuar haciendo aquellas actividades que siempre hemos hecho y que sabemos hacer, siempre que nos proporcionen gratificación. Sin embargo, deberemos buscar nuevas actividades, quizá aquellas que siempre hemos querido hacer, pero que por culpa del trabajo no las hemos hecho. Otro tipo de actividades que podríamos plantearnos son aquellas que tengan consecuencias positivas a nivel comunitario. Realizar voluntariado puede mejorar la sociedad ya que las personas mayores tienen un gran bagaje de conocimientos y experiencias.
¿Por qué es importante hacer actividades que nos gusten? Cuando una persona se encuentra tan abstraída por la actividad que realiza, pierde la conciencia de sí mismo, el tiempo pasa sin sentirlo y experimenta una considerable satisfacción. En este estado, la persona mayor no se acuerda de su edad y sus preocupaciones desaparecen.
Por lo tanto, debemos intentar evitar aburrirnos haciendo actividades que no tengan sentido, que nos ofrezcan escasos desafíos y que no nos motiven. Si las hacemos, los minutos se convertirán en horas y los días serán interminables. ¿Debemos de limitar nuestras vidas al recuerdo de lo que nos haya pasado antes de la jubilación? Si durante esta nueva etapa renunciamos a recorrer nuevos caminos, si nos volcamos únicamente en el pasado y solamente apreciamos los recuerdos de juventud, dejaremos de guardar recuerdos nuevos en la memoria y sin darnos cuenta nuestra vida habrá perdido sentido.
Contacto con los demás
Por otro lado, deberemos cuidar las relaciones sociales. Las personas que tienen interacciones sociales limitadas, tienen un 60% más de riesgo de desarrollar síntomas de dependencia. El aislamiento hace que las personas sean más vulnerables al deterioro.
Cuando se tiene contacto con otras personas, tenemos la oportunidad de compartir pensamientos, emociones y preocupaciones, por lo tanto, es una válvula de escape para cualquier problemática que tenemos. También se tiene más probabilidades de poder hacer actividades nuevas y romper.
Si tenemos pocos contactos, ya sea porque el número ha disminuido o porque ver a los conocidos es difícil, vale la pena intentar establecer nuevas amistades.
Hábitos saludables
El tercer pilar importante es adquirir hábitos positivos de salud. Ciertos estilos de vida pueden prevenir o posponer los problemas relacionados con la edad. No solamente nos referimos a vivir más años, sino de vivirlos con mejor calidad de vida.
Una de las características de la vida saludable es, sin duda, un día a día sin humo. Todos sabemos las consecuencias tan negativas de fumar y, durante la jubilación, es un buen momento para dejarlo. Nunca es tarde para dejar de fumar.
También debemos controlar la alimentación, ya que el envejecimiento tiene consecuencias sobre la capacidad de alimentarse y obtener los nutrientes necesarios. Pueden verse afectados el aparato digestivo, la dentadura, la producción de saliva… Las secreciones del estómago disminuyen, se retrasa la digestión y se reduce la absorción de vitaminas, lo que supone que se han de hacer pequeñas adaptaciones a la dieta.
Por otro lado, es importante realizar una actividad física de intensidad moderada de forma habitual. De esta forma, se disminuye el riesgo de enfermedades crónicas y de los efectos físicos del proceso habitual de envejecimiento. Actividades como ir a caminar o hacer yoga serían muy adecuadas.
Activar nuestro cerebro
Por último, el cuarto pilar que considero importante es la actividad cognitiva. La plasticidad neuronal es la capacidad que tiene nuestro sistema nervioso de adaptarse en cualquier momento de la vida. Aunque mueran neuronas, las restantes se reorganizan para mantener las mismas funciones. Pero para conseguirlo es preciso estimularlas.
De la misma manera que para compensar las pérdidas visuales, auditivas o físicas debidas al envejecimiento utilizamos gafas, audífonos o bastones, es preciso activar nuestro cerebro. Son útiles las actividades como pasatiempos, leer, hacer actividades memorísticas…
Cuando utilizamos las capacidades mentales se producen cambios en las neuronas. Si incrementamos nuestra reserva de capacidades, produciría una demora en la aparición de los síntomas de la vejez.
Para acabar, recordaros que el Ayuntamiento de Barcelona ofrece numerosos equipamientos dirigidos al sector más mayor de la población ofreciendo muchísimas actividades distintas. Contacta con nosotras si tienes cualquier duda. somos tu centro psicológico en Hospitalet de Llobregat.