La educación emocional representa un enfoque innovador en el ámbito educativo, fundamentado en las demandas sociales. Su objetivo principal es cultivar la inteligencia emocional para mejorar el bienestar individual y social. Al desarrollar la competencia emocional, que se considera una habilidad esencial para la vida, se promueve la educación emocional como resultado final.
¿Qué es la inteligencia emocional?
La inteligencia emocional es:
- Conocer las propias emociones: entender y reconocer nuestras propias emociones es esencial, como nos enseñó Sócrates con su famoso principio “conócete a ti mismo”. Si no somos conscientes de nuestros sentimientos, nos volvemos vulnerables ante emociones incontroladas..
- Manejar las emociones: manejar nuestras emociones es otra habilidad clave. Implica expresar nuestros sentimientos de manera adecuada, especialmente en situaciones de ira o irritabilidad, lo cual es crucial para mantener relaciones interpersonales saludables.
- Motivarse a sí mismo: la motivación también está estrechamente relacionada con las emociones. Nuestras emociones tienden a impulsarnos hacia la acción. Aprender a canalizar nuestras emociones y la motivación resultante hacia el logro de objetivos nos permite mantener la atención, automotivarnos y ser más creativos. Controlar nuestras emociones también nos ayuda a posponer la gratificación y evitar la impulsividad, lo que es esencial para alcanzar metas.
- Reconocer las emociones de los demás: la empatía, que se basa en reconocer nuestras propias emociones, es una habilidad importante para comprender y reconocer las emociones de los demás. Ser empáticos nos permite sintonizar con las necesidades y deseos de los demás, lo que resulta fundamental en profesiones relacionadas con la ayuda y el servicio, como docentes, orientadores, psicólogos, médicos, entre otros.
- Establecer relaciones: la habilidad para establecer buenas relaciones con los demás también depende en gran medida del manejo de nuestras propias emociones. Las habilidades sociales y la competencia social son la base del liderazgo, la popularidad y la eficacia interpersonal. Aquellas personas que dominan estas habilidades pueden interactuar de manera efectiva y armoniosa con los demás, lo que les ayuda en su vida personal y profesional.
La competencia emocional
La competencia emocional es un concepto amplio que abarca diversos procesos y tiene diversas consecuencias. Se refiere al conjunto de conocimientos, habilidades, capacidades y actitudes necesarias para comprender, expresar y regular adecuadamente nuestras emociones. Dentro de las competencias emocionales, podemos identificar dos grandes categorías:
- Autorreflexión (inteligencia intrapersonal): implica la capacidad de reconocer nuestras propias emociones y regularlas de manera adecuada.
- Reconocimiento de las emociones de los demás (inteligencia interpersonal): engloba habilidades sociales como la empatía, la capacidad de comprender lo que otros piensan y sienten, y la captación de señales no verbales.
Se han identificado cinco dimensiones principales en las competencias emocionales: cooperación, asertividad, responsabilidad, empatía y autocontrol. Estos elementos se alinean con el concepto general de inteligencia emocional, que incluye la autoconciencia emocional, la gestión de las emociones, la automotivación, la empatía y las habilidades sociales. Actualmente, las competencias emocionales son consideradas fundamentales para las habilidades de empleabilidad en el entorno laboral. Se reconoce que la productividad en el trabajo depende en gran medida de tener una fuerza laboral emocionalmente competente.
Próximamente dedicaremos otra entrada de blog explicando las principales competencias emocionales.
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