Ayer 10 de septiembre fue el Día Internacional para la Prevención del Suicidio, así que hablaremos sobre los mitos asociados al suicidio. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) anualmente se suicidan unas 800.000 personas, cada 3 segundos hay un intento de suicidio y cada 40 segundos un suicidio. Se trata de un fenómeno global que se produce en todas las zonas del mundo y que incluso en nuestro centro de psicología en Hospitalet nos llegan casos de personas que han tenido pensamientos suicidas e incluso tentativas de suicidio.
Mito 1: la persona que quiere acabar con su vida no lo dice
Esta forma de pensar nos conduce a no prestar atención a las personas que manifiestan este tipo de ideas o que acaban por amenazar con suicidarse. Los estudios nos indican que cada 10 personas que cometen suicidio, 9 de ellas verbalizaron claramente sus propósitos. Muchos suicidas expresan con palabras, amenazas, gestos o cambios de forma de actuar lo que va a ocurrir.
Mito 2: las personas que hacen un intento de suicidio no desean morir, sólo hacen el alarde
Esta creencia provoca una actitud de rechazo a quienes atentan contra su propia vida, lo que ocasiona que no puedan acceder tan fácilmente a la ayuda que precisan. Debemos recordar que no todos los que intentan el suicidio desean morir, son personas que han fracasado con los recursos propios para adaptarse a la situación vital vivida, no encuentran más alternativas que atentar contra su vida.
Mito 3: si de verdad se hubiera querido matar, habría utilizado un método más agresivo
La persona que quiere cometer un acto suicida, está en una situación ambivalente entre querer vivir y querer morir. El método escogido no refleja el deseo de morir, sino que está muy determinado por cuestiones culturales.
Mito 4: la persona que se repone de una crisis suicida no corre peligro de recaer
Este criterio es muy equivocado, pues nos conduce a disminuir el seguimiento de la persona. Según los estudios científicos, casi la mitad de las personas que consumaron el suicidio, lo hicieron durante los tres primeros meses tras la crisis emocional, cuando todos creían que no había ya peligro. Cuando la persona mejora, sus movimientos se hacen más ágiles y está en condiciones de llevar a cabo las ideas suicidas que aún persisten; mientras que antes, debido a la inactividad e incapacidad de movimientos ágiles, no podía hacerlo.
Mito 5: todo el que intenta el suicidio estará en ese peligro toda la vida
Cuando una persona intenta suicidarse es habitual que las personas de su alrededor intenten justificar la sobreprotección que llevan a cabo con aquella. La ciencia nos describe que sólo entre el 1% y el 2% de los que intentan el suicidio lo logran durante el primer año después del intento y entre el 10 al 20% lo consumarán en el resto de sus vidas. Debemos tener en cuenta que una crisis suicida dura horas o días, así que durante el proceso terapéutico se dan herramientas para poder reconocerla y prevenirla.
Mito 6: todo el que se suicida está deprimido
Muchos piensan que el suicidio y la depresión son sinónimos. Es evidente que una persona que está deprimida tiene posibilidades de cometer un intento de suicidio o llegar a realizarlo, pero no es requisito esencial. Hay otras patologías que pueden inducir a ello: trastornos de personalidad, alcoholismo…
Mito 7: para cometer suicidio tienes que padecer una enfermedad mental
Como en el caso anterior, se intenta hacer creer que el suicidio es sinónimo de enfermedad mental. Sí es cierto que los enfermos mentales se suicidan con mayor frecuencia que la población general, pero no es un requisito indispensable.
Mito 8: el suicidio se hereda
Se cree erróneamente que está determinado por herencia y que no es posible modificarlo. Según las investigaciones, no está demostrado que el suicidio se herede. Hay casos en que varios miembros de una misma familia hayan decidido suicidarse, pero en estos casos estamos hablando de la predisposición a padecer determinada enfermedad mental en la cual el suicidio es uno de sus síntomas principales. Además, hay que tener en cuenta que las variables ambientales determinan qué estrategias de afrontamiento tienen las personas, es probable que en estas familias no se haya dotado a sus miembros de herramientas para solventar diferentes tipos de problemáticas.
Mito 9: el suicidio no puede ser prevenido pues ocurre por impulsos
Se ha descrito el Síndrome Presuicidal, pues toda persona antes de cometer un suicidio evidencia una serie de síntomas. Algunos de éstos son la constricción de los sentimientos y el intelecto, inhibición de la agresividad, la cual ya no está dirigida hacia otras personas sino para sí mismo y la existencia de fantasías suicidas.
Mito 10: al hablar sobre el suicidio con una persona que está en riesgo se le puede incitar
La ciencia ha demostrado que cuando hablamos sobre el suicidio con una persona que está en riesgo, en vez de incitar, provocar o introducir en su cabeza esa idea, reduce el peligro de cometerlo. Seguramente esta vía suele ser la única posibilidad que se le ofrece para el análisis de sus propósitos autodestructivos.
Mito 11: las que intentan el suicidio y las que se suicidan son personas peligrosas
Existe la creencia que este tipo de personas igual que intentan hacerse daño contra sí mismas, pueden intentarlo contra los demás. Sabemos que el suicidio es un acto autoagresivo. Existen ocasiones en las que el suicida, antes de morir, mata a otros que no desean morir, como en el llamado suicidio ampliado en el que la persona presenta un trastorno mental generalmente del espectro depresivo. Pero este tipo de personas poco tienen que ver con el prototipo del paciente suicida.
Mito 12: el suicida desea morir
La persona que piensa en suicidarse, desea morir si su vida continúa de la misma manera y, la mayor parte de las veces, desea vivir si se producen pequeños cambios. Si se diagnostica correctamente y se hace un buen proceso terapéutico estas ideas pueden revertirse.
Mito 13: el que intenta el suicidio es un cobarde o un valiente
Con esta afirmación se pretende equiparar el suicidio con una cualidad de la personalidad. La realidad es más simple, los que intentan cometer suicidio no son cobardes sino personas que sufren. Además, cuando se le intenta atribuir una cualidad positiva a la personalidad, entorpece su prevención pues lo justifica vendiéndolo como un atributo a perseguir. Los que intentan el suicidio no son valientes ni cobardes, pues la valentía y la cobardía son atributos de la personalidad que no se cuantifican o miden según la cantidad de veces que uno se quita la vida o la respeta.
Mito 14: sólo los pobres se suicidan; sólo los ricos se suicidan
Se ha pretendido hacer del suicidio un atributo de una clase social determinada sin tener en consideración otras muchas variables que entran en juego. Normalmente las personas con condiciones socioeconómicas más difíciles son más proclives al suicidio por los estresores ambientales que han de soportar. Por otro lado, el suicidio es una causa de muerte que se observa con mayor frecuencia entre los habitantes de países desarrollados que en países en subdesarrollo. Ello está asociado a otras muchas variables psicológicas vinculadas al estilo de vida.
Mito 15: sólo los ancianos se suicidan
Con esta creencia intentamos evitar pensar que el suicidio es también una causa de muerte en niños y adolescentes. Los estudios científicos describen que las personas mayores realizan menos intentos de autodestrucción que los jóvenes.
Mito 16: los niños no se suicidan
Como en el anterior caso ya hemos comentado, la sociedad tiene una tendencia a intentar negar la existencia del suicidio infantil. Cuando un niño adquiere el concepto de muerte puede autolesionarse.
Mito 17: si se reta a un suicida no se matará
Retar al suicida es un acto irresponsable pues se está frente a una persona vulnerable, en situación de crisis cuyos mecanismos de adaptación han fracasado, predominando precisamente los deseos de autodestrucción.
Mito 18: los medios de comunicación no pueden contribuir a la prevención del suicidio
Debemos oponernos a las noticias sensacionalistas con el objetivo primordial de vender, sin tener en cuenta las consecuencias del mensaje emitido. Los medios de comunicación pueden convertirse en un valioso aliado en la prevención del suicidio si enfocan correctamente la noticia sobre el tema.
Ante cualquier duda sobre el suicidio, recordad que podéis poneros en contacto con nuestro centro de psicología en Hospitalet de Llobregat.