El trastorno de estrés postraumático (TEPT) es la afectación en la salud mental tras experimentar un suceso traumático. Si bien no todas las personas expuestas a sucesos potencialmente traumáticos desarrollan un TEPT, hay personas que meses e incluso años después siguen reviviendo el suceso con altas dosis de angustia y malestar emocional. Las mujeres son más susceptibles a desarrollar un TEPT que los hombres.
Es importante identificar las señales que caracterizan la aparición de un TEPT para poder reconocerlo y pedir ayuda a tiempo.
Síntomas del trastorno de estrés postraumático
- Hiperactivación inesperada, estado de alerta constante.
- Recuerdos vívidos de imágenes, sonidos, aromas y otras sensaciones.
- Evocaciones recurrentes del suceso en medio de la rutina habitual de la persona.
- Evitación consciente de situaciones, lugares, personas que recuerden el suceso traumático.
- Pesadillas recurrentes.
- Síntomatología ansiosa y/o depresiva.
- Irascibilidad.
- Sensación constante de indefensión.
El acompañamiento psicológico es sin duda la mejor herramienta para encajar una vivencia traumática y potenciar los recursos personales necesarios para salir fortalecidos de dicha experiencia. Es posible hacer este acompañamiento desde muchas orientaciones psicológicas. No obstante, estudios científicos recientes avalan especialmente dos tipos de intervenciones para el tratamiento de TEPT.
Tratamiento del trastorno de estrés postraumático
Según la evidencia científica las intervenciones psicológicas más eficaces para el tratamiento del TEPT son las que se basan en la terapia cognitivo-conductual centrada en traumas y en la desensibilización y reprocesamiento (EMDR). Este tipo de intervenciones incluyen técnicas de exposición en las que la persona debe evocar el suceso traumático con el objetivo de revivir la experiencia esta vez en un entorno controlado y seguro.
Si bien para el tratamiento del TEPT será necesario iniciar un proceso terapéutico, hay factores que favorecen la superación de un trastorno de estrés postraumático.
Factores protectores
- Contar con una red de apoyo que permita el desahogo y a su vez aporte seguridad.
- Mantener las rutinas habituales (por difícil que resulte al principio): trabajo, alimentación, sueño, ocio.
- Entrenarse en técnicas de relajación que ayuden a gestionar mejor el estrés y faciliten la conciliación del sueño.
- Evitar la evasión a través del alcohol, las drogas u otro tipo de conductas nocivas y potencialmente adictivas.
- Realizar actividades físicas/ de movimiento que favorezcan la desconexión mental.
- Con el soporte psicológico adecuado iniciar la exposición progresiva a los lugares/situaciones relacionadas con el suceso traumático para impedir que la evitación siga alimentando el trauma.
Si te sientes identificadx con lo anteriormente descrito no dudes en consultarnos.
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