Cuando se observa una conducta no deseada, la reacción más habitual es aplicar un castigo con la esperanza de eliminar esa conducta. Entendemos como castigo: la aplicación de algo negativo como consecuencia de una acción. Veamos las alternativas al castigo y cómo usar el refuerzo positivo para incrementar las conductas deseadas. El castigo Si solo mostramos atención castigando las conductas no deseadas, sin destacar las positivas, conseguimos el efecto contrario a lo deseado. Estas conductas tenderán a incrementar. De este modo el niño aprenderá: Conducta no deseada -> me hacen caso -> satisfacción -> lo repito. Conducta deseada -> no me hacen caso -> insatisfacción -> no lo repito. Esto se debe a que lo niños, al igual que los adultos, aprenden conductas basándose en cómo se sienten tras realizarlas. Si después de realizar una conducta siento satisfacción/gratificación, la conducta tenderá a repetirse. Por lo contrario, cuando sienten insatisfacción después de haber realizado una conducta, tenderá a no repetirse e incluso eliminarse. Ejemplo: Si un niño/a recoge sus juguetes y recibe una felicitación o un abrazo, sentirá satisfacción y tenderá a repetir la conducta. Si un niño llora para conseguir jugar un rato más y los padres no ceden, […]
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