Para fomentar los hábitos de autonomía personal no debemos olvidar que los niños son aprendices. Es decir, que todavía se están iniciando en cosas tan básicas como el habla, los hábitos de comer, dormir, vestirse y desvestirse, etc.
- Están descubriendo que existen límites, es decir que no pueden hacer siempre lo que los place.
- Experimentan sus primeras frustraciones.
- Están ampliando poco a poco sus habilidades motrices y su capacidad de producción y comprensión verbal.
En definitiva, están desarrollando todas sus capacidades y adquiriendo las pautas sociales necesarias para vivir en sociedad.
Por lo tanto, será de vital importancia la figura de los adultos referentes que sirvan de modelo y proporcionen los espacios adecuados para promover la adquisición de todos estos aprendizajes y hábitos.
¿Cómo ayudar a los niños a desarrollar sus capacidades y autonomía personal?
- En primer lugar, dejarlos experimentar (explorar, probar, hacer el intento, equivocarse, buscar alternativas, etc.)
- En segundo lugar, enseñarles con nuestro ejemplo. Tenemos que tener en cuenta que la imitación se una de las maneras más tempranas de aprendizaje.
- En tercer lugar, establecer rutinas en casa y en la escuela para que los niños adquieren unos hábitos que les permitan ser cada vez más autónomos. Tener una guía de cómo se tienen que hacer las cosas, los da la seguridad necesaria para poder improvisar y por lo tanto, también aprender a ser flexible, cuando las situaciones así lo requieran.
¿Por qué son importantes las rutinas?
- Porque permiten que los niños se sitúen y esto les da seguridad. Los niños disfrutan y se sienten seguros con aquello que es conocido para ellos.
- Siguiendo una rutina los niños saben el que tienen que hacer y el que esperan los adultos de ellos.
- Permite los niños anticiparse a las situaciones, de tal manera que no los toma por sorpresa.
- La repetición hace el hábito y una vez éste ha quedado instaurado se eliminan los conflictos que acostumbraban acompañar los momentos de comer, dormir, etc.
Áreas que tendremos que trabajar para fomentar la autonomía personal
· La alimentación
Probar diferentes tipos de alimentos.
Comer sentado a mesa.
Usar servilletas (o el babero) para limpiarse la boca.
Parar y desparar mesa.
Beber de un vaso.
Usar el cubiertos de manera adecuada.
· El descanso
No oponerse cuando toca ir a dormir.
Dormir a la propia cama.
Respetar los horarios de descanso y el descanso de los otros.
· La higiene
Lavar las manos y la cara.
Limpiar la nariz.
Cepillar los dientes.
Control de esfínteres.
· El vestido
Vestirse y desvestirse.
Poner y quitar zapatos.
Saber dónde se guarda cada prenda de ropa.
· El orden
Utilizar los juguetes y los materiales de forma adecuada.
Recogerlos una vez se ha acabado de jugar con ellos.
Tratar con cuidado los espacios y las cosas de casa / materiales de la escuela.
· La convivencia
Saber esperar.
Respetar el turnos de palabra.
Saludar y despedirse.
Dar las gracias.
Pedir las cosas por favor.
Pedir permiso. Sentirse parte de las rutinas familiares.
La mayoría de las pataletas y conflictos con los niños que preocupan los padres vienen derivados de una falta de límites en casa, pero también de una desorganización familiar a nivel de rutinas en el hogar. Como consecuencia, las educadoras en muchas ocasiones también expresan su disconformidad con las costumbres que han adquirido los niños en casa y que son imposibles de seguir en la escuela, de tal manera que los niños tienen que hacer un re-aprendizaje de los hábitos de comer, dormir, etc.
Quejas más habituales en los padres de niños pequeños
- No se sienta en la mesa para comer/cenar.
- No quiere probar cosas nuevas. Siempre come el mismo.
- No colabora para vestirse y desvestirse. Lo tenemos que hacer todo!
- Se enfada mucho cuando no puede hacer una cosa.
- No entiende que por la mañana tenemos prisa y no podemos pararnos a jugar.
- No se duerme si no lo cogemos en brazos.
- Si no lo paseamos con el cochecito, no se duerme.
- No se duerme si no es en nuestra cama.
- Se enfada cuando le digo que toca ir a dormir.
- No recoge los juguetes.
El denominador común de todas estas situaciones es la falta de una rutina clara, práctica y consistente. Los niños tienen que saber qué debe hacer y qué pasos debe seguir para hacerlo. Además debemos ofrecer el modelo necesario y acompañar al niño si hace falta hasta que este sea capaz de hacer la tarea por sí solo.
Un ejemplo de rutina
Cuando vamos a dormir:
1. Nos lavamos los dientes.
2. Nos ponemos el pijama.
3. Nos acostamos.
4. La mamá o el papá explican un cuento.
5. Nos damos las Buenas Noches.
6. Apagamos las luces y nos ponemos a dormir.
Procuraremos seguir estos pasos siempre de la misma manera para garantizar que se consolide la rutina. Daremos las ayudas necesarias a la hora de cepillar los dientes o poner el pijama. Y sobre todo, intentaremos que se trate de un tiempo agradable tanto para los niños como para nosotros.
En conclusión, que haya una rutina clara permite los niños tener la oportunidad de intentar hacer las cosas por sí mismos. Y se sienten muy satisfechos cuando consiguen hacerlo. Cuando no pueden, tenemos que animarlos a seguir intentándolo, ofrecer la ayuda necesaria e ir reduciéndola progresivamente.
Si crees que tú o alguien cercano a ti presenta un perfil similar al aquí descrito, no dudes en consultar. Una evaluación individualizada permitirá establecer la intervención más apropiada. Connexions Teràpies Integrades somos tu gabinete psicológico en Hospitalet de Llobregat.