Detección precoz del Alzheimer

El alzheimer es una enfermedad neurodegenerativa que avanza de forma progresiva y afecta mayoritariamente a personas mayores. Implica un deterioro cognitivo que afecta las funciones ejecutivas y la memoria a largo plazo. Llega a ser altamente invalidante ya que en estados avanzados altera la conducta de la persona que lo presenta y la capacidad de ésta para llevar a cabo las tareas diarias.

Es la forma más común de demencia, según estudios recientes representa aproximadamente un 60% del global de casos de demencia.

Las acumulaciones anormales de proteínas que forman placas de amiloides y ovillos de tau en el cerebro impiden la comunicación entre neuronas y desencadenan daño neuronal. En la primera fase de la enfermedad la muerte neuronal se produce en el hipocampo y la corteza entorrinal (áreas de la memoria) y a medida que la enfermedad avanza se va extendiendo a más zonas del cerebro.

Señales de alerta para la detección precoz del Alzheimer

Pérdida de memoria que afecta la vida diaria

Olvidar información reciente, repetir preguntas, depender cada vez más de notas o de la ayuda de familiares.

Dificultad para planificar o resolver problemas

Errores con cuentas, recetas o seguimiento de rutinas.

Problemas para realizar tareas habituales

Tener dificultades con actividades conocidas, como manejar el mando de la tele o seguir unas instrucciones.

Desorientación en tiempo o lugar

No saber qué día es o perderse en lugares conocidos.

Dificultades visuales o espaciales

Problemas para leer, juzgar distancias o distinguir colores/contrastes (no relacionados con visión ocular).

Problemas con el lenguaje

Dificultad para encontrar palabras, nombrar objetos o seguir una conversación.

Colocar objetos fuera de lugar

Poner cosas en sitios inusuales (ej. llaves en la nevera) y no recordar cómo llegaron ahí.

Disminución del juicio

Tomar decisiones poco habituales, como regalar grandes sumas de dinero o descuidar la higiene.

Aislamiento social

Evitar reuniones, hobbies o relaciones por inseguridad o dificultad para seguir el ritmo.

Cambios de humor o personalidad

Confusión, ansiedad, desconfianza, irritabilidad o apatía sin causa clara.

Diferencias entre un deterioro normalizado a causa de la edad y el alzheimer

Memoria

Envejecimiento normal: olvidos ocasionales (como dónde dejaste las llaves), pero lo recuerda más tarde.
Alzheimer: olvida información reciente y no la recuerda después (ej. lo que hizo hace una hora).

Lenguaje

Envejecimiento normal: puede tener dificultad para encontrar palabras ocasionalmente.
Alzheimer: pierde palabras frecuentes, sustituye palabras incorrectas o repite frases sin darse cuenta.

Orientación

Envejecimiento normal: puede confundirse con la fecha o el día de la semana, pero lo recuerda luego.
Alzheimer: se desorienta en lugares conocidos o no sabe en qué año o estación está.

Toma de decisiones

Envejecimiento normal: a veces comete errores, pero conserva el juicio.
Alzheimer: juicio deteriorado (por ejemplo, vestirse inapropiadamente o malgastar dinero).

Cambios emocionales o sociales

Envejecimiento normal: cambios leves de humor por cansancio o estrés.
Alzheimer: cambios bruscos de personalidad, aislamiento, ansiedad o actitud desconfiada.

Tratamientos para el Alzheimer

Tratamiento farmacológico: inhibidores de la colinesterasa y antagonistas del NMDA.
Estimulación cognitiva: ejercicios de memoria, lenguaje y orientación.
Terapia ocupacional: mantener habilidades funcionales y autonomía.
Fisioterapia: mejorar el equilibrio y la movilidad.
Psicoterapia: apoyo emocional, manejo de ansiedad o depresión.
Rutinas estructuradas: para ayudar a reducir la confusión.

Recomendaciones para las personas cuidadoras

Comunicación efectiva

– Habla despacio, con frases cortas y tono tranquilo.
– Usa gestos y contacto visual.
– No corrijas constantemente ni discutas.
– Da tiempo para responder.

Establecer rutinas claras

– Mantén horarios fijos para comer, dormir, asearse.
– Evita cambios innecesarios en el entorno.
– Usa señales visuales (fotos, etiquetas, relojes grandes).
Las rutinas dan seguridad y reducen la confusión.

Manejo de cambios de comportamiento

– La irritabilidad, la ansiedad o la apatía son comunes.
– Busca la causa: ¿dolor, hambre, confusión, ruido, exceso de estímulos?
– Evita confrontaciones; cambia de tema o redirige la atención suavemente.

Seguridad en el hogar

– Elimina alfombras sueltas y obstáculos.
– Cierra con llave zonas peligrosas (cocina, medicamentos).
– Usa sistemas de localización si hay riesgo de desorientación.

Cuidado del cuidador o cuidadora

– Descansa: busca apoyo familiar o servicios de respiro.
– Únete a grupos de apoyo.

Aspectos legales y médicos

– Infórmate sobre voluntades anticipadas, tutelas, poderes notariales.
– Lleva control de medicación y visitas médicas.
– Contacta con asociaciones de Alzheimer para recibir orientación gratuita.
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