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La fuerza que nos impulsa a iniciar, desarrollar y finalizar una determinada actividad relacionada con un objetivo o necesidad personal es la motivación.
La Pirámide de Maslow establece una jerarquía de las necesidades del ser humano, desde las más básicas (necesidades fisiológicas y de seguridad) hasta las más complejas (necesidades de afiliación y reconocimiento). Según Maslow la motivación final del ser humano es el desarrollo personal, es decir, la autorrealización, a la cual ninguna persona puede acceder sin antes haber cubierto necesidades inferiores.
El propósito de ir cubriendo cada una de dichas necesidades es lo que mueve a las personas a desarrollarse tanto a nivel personal como social.
Ahora bien, podemos hablar de varios tipos de motivación dependiendo de qué es aquello que nos moviliza. De esta manera encontraremos varias formas de clasificarla.
Si aquello que nos mueve es un factor externo o interno:
- Motivación Extrínseca: aquella en la que el individuo se moviliza por una recompensa externa como por ejemplo: obtener un beneficio económico, reconocimiento, estatus, etc.
- Motivación Intrínseca: aquella relacionada con el deseo del propio individuo de desarrollarse y mejorar a nivel personal, laboral o social.
Si lo que nos mueve es la búsqueda o la evitación de una determinada consecuencia:
- Motivación Positiva: cuando lo que mueve a la persona es la obtención de un beneficio que le es placentero.
- Motivación Negativa: cuando el individuo se moviliza para intentar evitar una consecuencia desagradable, ya sea externa (castigo, pérdida de un privilegio, burla…) o interna (sensación de fracaso, frustración, decepción…).
Dependiendo del factor principal que nos motiva y prevalece en nuestra toma de decisiones:
- Motivación Racional: cuando elegimos basados en lo que racionalmente es más útil, práctico o favorable.
- Motivación Emocional: cuando elegimos guiados por el beneficio o perjuicio emocional que nos supone.
Como podréis ver estos seis tipos no son excluyentes entre sí, ya que podemos encontrarnos con combinaciones como por ejemplo:
- Extrínseca, negativa, racional: Hago los deberes porque de lo contrario mis padres no me darán la semanada.
- Intrínseca, positiva, emocional: Practico mi guion porque quiero sentirme satisfecho/a conmigo mismo/a el día de la presentación.
- Intrínseca, negativa, racional: Limpio la casa porque no quiero que vuelvan a anidar las cucarachas.
- Extrínseca, positiva, racional: Trabajo duro para ser un/a posible candidato/a al ascenso de mi empresa.
- Extrínseca, negativa, emocional: Intento ser paciente para evitar que mi pareja se enfade y acabemos en una discusión de aquellas que luego me hace sentir incómodo/a, nervioso/a y angustiado/a.
Cualquiera de estos factores motivacionales tendrá un impacto determinante en nuestra conducta. Sin embargo es sin duda, la intrínseca (y las combinaciones con ésta) la que moviliza a las personas de manera más profunda y duradera, ya que no depende de factores externos sino que está directamente relacionada con las necesidades y características propias de cada individuo.
Por lo tanto, para fomentar la motivación de las personas será importante:
- Valorar siempre el esfuerzo por encima del logro.
- Definir claramente el objetivo a conseguir.
- Establecer una meta realista.
- Asegurarnos que la tarea sea enriquecedora a nivel personal para el individuo.
- Evidenciar las pérdidas/perjuicios a nivel personal que puede implicar no conseguir el objetivo marcado.
- Si se trata de una meta compleja dividirla en etapas.
- Establecer plazos no muy largos de tiempo para alcanzar los objetivos en cada una de las etapas de la meta.
- Celebrar cada pequeño paso que nos acerque al objetivo.
Si consideras que tienes poca capacidad de decisión y perseverancia y eso te perjudica a nivel personal, laboral y/o social, no dudes en consultarnos. Somos tu psicólogo en Hospitalet de Llobregat.