¿Por qué se llaman heridas del alma? Porque el alma no puede evitar verse alejada de su plan de vida, una y otra vez, cuando permitimos que nuestro ego dirija nuestra vida. Ella sufre, porque la meta es vivir en el amor verdadero y la aceptación de sí mismo. Nuestra alma sufre de forma distinta según las heridas que estén activadas. Lo más triste es que dejamos que nuestro ego nos convenza de que nos está ayudando sufrir, menos cuando en realidad, ocurre todo lo contrario. Hoy hablaremos de la herida de rechazo.
Es imposible para el ego sentir los sufrimientos del alma. Solo vive para él. Su mayor satisfacción es tener razón.
El método favorito del ego para evitar que sintamos el sufrimiento generado por una herida es incitarnos a ponernos una máscara cada vez que la herida se activa. Cree de verdad estar protegiéndonos y no es consciente de que, actuando así, lo único que hacemos es mantener y alimentar nuestras heridas. Cuanto más se alimenta una herida, más duele.
Es el momento de ser conscientes de lo urgente que es vivir la vida a la cual todos aspiramos. Una vida llena de felicidad, no de dolor.
Es evidente que atraemos hacia nosotros ciertos comportamientos o actitudes por parte de otros, en función de nuestras heridas. Todos nosotros experimentamos, al menos, cuatro de las cinco heridas. Todos sufrimos el rechazo, el abandono, la traición y la injusticia. Solo la herida de humillación parece no estar presente en la totalidad de los individuos. La mayoría de las personas admiten tener, como mínimo, dos de las cuatro heridas que son más evidentes y dolorosas. Aunque, según los cambios vividos a lo largo de la vida, podemos comprobar que ciertas heridas parecen disminuir mientras que otras aumentan.
Nuestros padres lo hicieron lo mejor que pudieron con sus hijos, seguramente trabajaban mucho, pero no estaban todo lo presentes y atentos a nuestras necesidades como nosotros habríamos deseado. No tenían tiempo de felicitarnos o de escucharnos. Así que ¿por qué algunos de nosotros nos hemos sentido, sobre todo, rechazados, otros abandonados o traicionados y otros han sufrido más la sensación de injusticia? En definitiva, no era lo que nuestros padres eran o hacían lo que ocasionaba nuestro sufrimiento asociado a nuestras heridas. Era NUESTRA percepción personal de su actitud.
Es siempre nuestra percepción o nuestra interpretación de los hechos lo que causa nuestro sufrimiento, no lo que otra persona sea o haga.
Vamos a explicar a continuación la primera de las heridas del alma: la herida de rechazo.
La herida de rechazo
Despertar de la herida: desde la concepción hasta el año de vida. El niño se ha sentido rechazado por el padre del mismo sexo y no cree en su derecho a existir.
Máscara: el huidizo.
Su gran miedo: el pánico.
Características de las persona huidizas
- Cree profundamente que no vale nada o que vale poca cosa. Se siente constantemente insatisfecho por lo que es. Se considera una nulidad y se juzga como alguien de poca valía. Tiene muy poca autoestima.
- Está convencido de que si él no existiese, no supondría una gran diferencia. Se percibe distinto al resto de su familia.
- Se siente aislado de los demás e incomprendido por ellos y por todos los seres humanos en general. Dentro de un grupo, a menudo se siente solo, inquieto y febril.
- Ha desarrollado varias estrategias de huida (la droga, el alcohol, dormir ,marcharse precipitadamente, los juegos virtuales, etc.).
- Se protege, de forma inconsciente, negándose a admitir las cosas. Se aísla con facilidad del mundo exterior refugiándose en su propio mundo imaginario o estando «en la luna» Puede incluso preguntarse qué hace en la Tierra o creer que se ha equivocado de familia.
- Cuando está solo, sus emociones le abruman, sobre todo sus miedos.
- Le da poca importancia a lo material: todo lo relacionado con el espíritu y el mundo intelectual le atrae.
- Posee una imaginación muy fértil aunque, por desgracia, la utiliza para crear, con gran facilidad, escenarios de rechazo.
- Cree, consciente o inconscientemente, que la felicidad dura poco tiempo.
- Estando en grupo, habla poco y se aparta. Tiene miedo de molestar o de no resultar interesante. La gente le considera un solitario y por eso le dejan solo.
- Cuanto más se aísla, más invisible parece.
- En presencia de alguien que levanta la voz o que se vuelve agresivo, abandonarápidamente la escena, antes de entrar en pánico.
- Cuando le miran, se preocupa de inmediato.
- Posee una energía nerviosa que le otorga una gran capacidad de trabajo.
- Siente que existe solamente cuando está muy ocupado, lo que le ayuda también aanclarse en el mundo material.
- Es un gran perfeccionista que, a medida que envejece, siente cada vez más pánico ante la idea de no poder hacerle frente a la vida. Cree que ha desperdiciado su vida.
- Su miedo al rechazo hace que, en determinadas situaciones, se convierta en una persona obsesiva.
- Suele usar las siguientes palabras y expresiones: nulo, nada, desaparecer, inexistente, no hay sitio, sin valor, etc.
¿Te has sentido identificado/a con la herida de rechazo? En próximas publicaciones en nuestro blog hablaremos de las otras heridas del alma. Si tienes cualquier duda, contacta con nosotras. Somos un gabinete psicológico en Hospitalet de Llobregat centro.
Texto extraído del libro “La sanación de las 5 heridas” de Lise Bourbeau.