
La disforia de género o también llamada incongruencia de género es el malestar emocional que una persona puede experimentar cuando su identidad de género, determinada por cómo se siente y se identifica internamente, no coincide con su sexo biológico o el género asignado al nacer en el caso de las personas intersexuales (individuos que nacen con características sexuales, incluidos patrones cromosómicos, gonadales o genitales que no se ajustan a las nociones binarias típicas de cuerpos masculinos o femeninos). 

La disforia de género suele presentarse en personas trans o no binarias. No obstante, no todas ellas sienten disforia. Por ejemplo, si un hombre trans se identifica claramente como un hombre pero se siente en paz con su cuerpo y no tiene deseo de cambiarlo no tendrá disforia.
El malestar que presentan las personas con disforia de género suele estar motivado por:
– El rechazo personal que experimentan frente a determinadas características físicas que presentan o a consecuencia de la carencia de algunos atributos físicos que anhelan.
– No sentirse identificadxs con el nombre y pronombres asignados.
– La incomprensión, mofas e incluso el acoso por parte de personas intolerantes de su entorno próximo o de la sociedad en general.
El sentirse diferentes, no aceptadxs y a disgusto con su propio cuerpo puede generar la aparición de sintomatología ansiosa y/o depresiva. El apoyo de la familia y amigos será un factor protector clave. En este sentido, si bien la disforia de género no es un trastorno mental puede requerir apoyo psicológico en el acompañamiento de las emociones implicadas en el proceso de aceptación o transición y médico si la persona se plantea iniciar una terapia hormonal o someterse a cirugías de afirmación de género.
Por tanto, ¿qué puede contribuir al bienestar emocional de una persona con disforia de género?
En todos los casos:
– Acompañamiento psicológico afirmativo: terapia centrada en validar la identidad, gestionar emociones y tomar decisiones sobre posibles cambios. En ningún caso es “curativa” ni busca cambiar la identidad.
Las personas con disforia de género pueden explorar en terapia si sienten el deseo de iniciar los siguientes cambios:
– Terapia hormonal (testosterona o estrógenos).
– Cambios legales de nombre y género.
– Cirugías de afirmación de género (masectomía, cirugía genital, cirugía facial…).
¿Cómo se diagnostica la disforia de género?
La disforia de género se diagnostica y trata desde un enfoque clínico, respetuoso y personalizado, el objetivo es aliviar el malestar de la persona y afirmar su identidad de género.
Criterios diagnósticos:
1. Incongruencia clara y persistente entre el género sentido y el sexo asignado.
2. Malestar clínicamente significativo o deterioro en áreas importantes de la vida (emocional, social, laboral, etc.).
3. Síntomas persistentes durante al menos 6 meses.
Si te sientes identificadx o conoces a alguien que pueda estar experimentando este malestar no dudes en consultarnos.
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