Todos tenemos una serie de creencias y convicciones que nos ayudan a afrontar las distintas situaciones de la vida cotidiana. De esta forma, reaccionamos más rápidamente ante estas situaciones sin tener que plantearnos cómo actuar o qué decidir. Cualquier exageración de una creencia nos comporta un considerable sufrimiento y las llamamos creencias irracionales.
Cada persona tiene su caja de creencias, pero se ha visto que hay algunas creencias irracionales que todos poseemos.
Algunas creencias irracionales
- Todo el mundo debe quererme y aceptarme.
- Debo de ser muy competente y saber resolverlo todo si quiero considerarme necesario y útil.
- Hay gente mala que debe recibir su merecido.
- Es horrible que las cosas no salgan como yo espero.
- Mi desgracia no depende de mi y tengo pocas probabilidades de controlar mis disgustos.
- Si algo es o puede ser peligroso o atemorizante, debo de preocuparme y recrearme constantemente en la posibilidad de que ocurra.
- Es más fácil evitar que hacer frente algunas dificultades o responsabilidades.
- Necesito de alguien más fuerte que yo mismo en quien poder confiar.
- Si algo me afectó mucho en el pasado, continuará afectándome indefinidamente.
- Debo de estar permanentemente preocupado por los problemas de los demás.
¿Cómo modificarlas?
Existe una técnica llamada reestructuración cognitiva que nos ayuda a cambiar estas creencias irracionales y que acostumbramos a utilizar en nuestra práctica clínica. Consiste en:
- Concienciarnos de la importancia que tienen las creencias en cada uno de nosotros, ya que éstas aparecen en forma de pensamientos automáticos ante cualquier estímulo que nos haga sentir mal.
- Ser conscientes de los pensamientos utilizando autorregistros cada vez que uno se sienta mal.
- Analizar estos pensamientos para detectar qué creencia irracional hay detrás. También valorar en qué medida nos dañan (al llegar a conclusiones erróneas), discutir la lógica (o falta de ella) y en qué medida podrían ser cambiadas por otras creencias más realistas.
- Elegir pensamientos alternativos a los irracionales, es decir, buscar otros pensamientos que sean opuestos a las ideas erróneas.
- Llevar a la práctica los argumentos realistas, con insistencia, ya que las primeras veces que se lleve a cabo seguramente la persona volverá a tener los pensamientos irracionales de nuevo de forma automática pues está muy habituada a ellos.
La cuestión no es que los pensamientos alternativos a los irracionales se conviertan en positivos, sino que sean más realistas. Es muy útil que cada uno de nosotros tengamos un listado amplio de argumentos convincentes que podamos aplicar cuando nos sintamos mal.
Contacto con nosotras para empezar a afrontar estos pensamientos que no te interesa tener. Somos tu centro psicológico ubicado en Hospitalet de Llobregat centro.