En la vida adulta es común arrastrar heridas emocionales del pasado. La mayoría de ellas se gestaron en nuestra infancia a partir de la interacción con nuestras figuras de apego, aunque en ocasiones también a raíz de experiencias con otras figuras cercanas que tuvieron un impacto significativo en nuestro desarrollo. Ser conscientes de dichas heridas y de cómo nos hacen más susceptibles a determinadas respuestas y comportamientos de los demás, nos permitirá comprendernos y gestionar mejor nuestras emociones. Las cinco heridas emocionales más comunes son: Abandono Rechazo Traición Humillación Injusticia A continuación analizaremos cada una de ellas. Qué las provoca y cómo afectan nuestro bienestar emocional en la vida adulta. Herida por Abandono Las figuras de apego se mostraron ambivalentes en sus cuidados y muestras de afecto o hubo conductas negligentes que hicieron que el niño/a experimentara sensaciones de miedo e inseguridad. El niño/a desarrolla un gran miedo a la soledad. En la vida adulta busca desesperadamente no sentirse solo/a, desarrollando dependencia de su entorno (familia, amigos, pareja). En el intento por buscar compañía y seguridad puede mostrar una demanda exagerada de atención a través del dramatismo. También puede desarrollar el papel de “salvador/a” para asegurarse sentirse importante y valioso/a […]
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