El concepto de carga mental femenina, es relativamente nuevo, ya que hace referencia a tareas que hasta hace poco pasaban totalmente desapercibidas. Se daba por hecho que el ama de casa, era la encargada de planificar, organizar y tomar las decisiones relacionadas con la familia. Tareas prácticamente invisibles y poco o nada valoradas.
¿De dónde parte la carga mental femenina?
La llegada masiva de las mujeres al mundo laboral no ha servido más que para aumentar su carga de responsabilidades. La mujer trabaja ahora fuera y dentro de casa. Por tanto, muchas mujeres experimentan diariamente una sobrecarga mental que con el tiempo da lugar a altas cuotas de estrés. Dicho estrés acaba manifestándose a través de malestar físico y/o emocional.
Es cierto que el hombre ha ido implicándose cada vez más en los aspectos domésticos y en la crianza y educación de los hijos. No obstante, en la mayoría de casos se limitan a ejecutar las órdenes de la mujer. Asumen un rol de colaboradores no de corresponsables de las tareas. Suele ser el género femenino el encargado, tanto si hay hijos como si no los hay, de pensar en la larga lista de tareas del día a día.
Se trata de una tarea infinita y poco lucida, ya que puede parecer que no cuesta nada tener presente médicos, menús, gastos, cumpleaños, etc. Lo cierto es que puede resultar mentalmente agotador pensar en todos los “pendientes” del día, la semana, el mes, el año. La lista no se acaba nunca y se complica mucho más a medida que la familia crece.
Emma Clit popularizó el término de carga mental a través de las imágenes del cómic “No me lo has pedido”, en el cual refleja el estado de alerta constante en el que se encuentran la mayoría de mujeres adultas responsables de un hogar. Ya que siempre que la otra parte de la pareja pide que se le diga lo que tiene que hacer está eludiendo su parte de carga mental.
Ahora bien, ¿cuáles son los pensamientos trampa que hacen que una mujer asuma que es su responsabilidad encargarse de prácticamente todo lo relacionado con el hogar?
-Tardo menos si lo hago yo: la mujer asume la carga pensando que así será más fácil y más rápido. Sabe que enseñar al otro puede requerirle más tiempo y esfuerzo que hacerlo ella misma. Pero no piensa que a mediano o largo plazo le permite liberarse de esas tareas. 
-Me estreso porque no sé organizarme bien: la mujer presupone que su deber es poder con todo y cuando siente que no puede piensa que es porque no está organizándose bien. No se permite dudar de lo poco viable que es salir airosa sin ayuda cuando hay tantísimos frentes abiertos. Aún cuando esa mujer sea capaz de asumir el rol de supermujer durante un tiempo, el coste psicológico y emocional derivado de tal presión acabará por dinamitarlo todo.
-Mi madre hacía esto y más sin rechistar: nos comparamos con generaciones donde las condiciones de vida eran distintas (el apoyo de la familia extensa era habitual, no habían tantos compromisos y actividades extracurriculares a tener presente, las mujeres no solían trabajar fuera de casa…). Y también olvidamos que el bienestar emocional no se contemplaba, de manera que aunque muchas de nuestras madres y abuelas hayan asumido toda la carga del hogar sin quejarse jamás desconocemos si ello les supuso algún perjuicio a nivel personal.
-Total, las tareas del día a día son cosas sencillas que puede hacer cualquiera: olvidamos el valor de todo ese tiempo y esfuerzo. Si hiciéramos el cálculo de lo que tendríamos que pagar a alguien para que se encargara de dichas tareas veríamos realmente lo que cuesta (niñera, chofer, tintorería, catering, gestor…).
¿Cuáles son las consecuencias de no compartir la responsabilidad?
-Agotamiento y estrés
-Ansiedad
-Estados depresivos
-Problemas de pareja
¿Qué hacer para empezar a repartir la carga?
-Aprender a ceder el control: para ser capaces de delegar en el otro la mujer debe aceptar que no siempre las cosas se harán como ella lo haría, debe confiar en su pareja y dejarlo elegir sus propias maneras de hacer las cosas.
-Repartir las tareas de la forma más equitativa posible: dividir las tareas visibles pero también las invisibles como las que implican estar “pendiente de”.
-Preservar espacios personales de descanso y distracción durante la semana.
-Afianzar la comunicación entre la pareja.
-Implicar a todos los miembros de la familia en las tareas del hogar: para fomentar la autonomía personal en los más pequeños es muy recomendable asignarles una tarea del hogar ajustándola a cada edad. Por ejemplo, poner o quitar la mesa, hacer su cama, poner los platos en el lavavajillas…
-Rebajar la autoexigencia y desterrar la culpa.
-Compartir las renuncias: sacar adelante una familia implica tomar decisiones complicadas en muchos momentos. Es importante que estas decisiones sean estudiadas en pareja y que no siempre sea la mujer la que renuncie para hacerse cargo de las necesidades familiares.
La carga mental femenina es un factor de estrés y agotamiento que se vive en silencio. Es importante compartirlo con la pareja para que el otro sea consciente de la dificultad que comporta encargarse de cada uno de los pormenores de la gestión de la familia y el hogar. Hay que compartir la carga y el único camino es la CORRESPONSABILIDAD.
Si notas que presentas alguno de los síntomas antes mencionados y crees que están interfiriendo de manera significativa en tu rutina diaria no dudes en consultarnos. Somos un gabinete de psicología ubicado en Hospitalet de Llobregat.