Las emociones de vergüenza y culpa

Vergüenza y culpa

Las emociones y comportamientos tienen un impacto significativo en el bienestar de las personas. Las emociones positivas, como la felicidad, el placer y el amor, contribuyen a mantener o01 restaurar el equilibrio en nuestro cuerpo, preservando nuestra salud. Por otro lado, las emociones negativas, como la tristeza, el miedo y la ira, parecen afectarnos de diversas maneras desfavorables; pueden desencadenar o empeorar enfermedades, así como ser responsables de crisis emocionales. En esta ocasión, abordaremos dos de negativas: las emociones de vergüenza y culpa.

La función principal de las emociones es organizar rápidamente una serie de acciones en respuesta a una situación, con el propósito de anticipar las consecuencias. Así, las emociones influyen en otros procesos psicológicos como la percepción, la atención, la memoria, los cambios fisiológicos, la planificación de acciones y la comunicación verbal y no verbal, entre otros.

Las emociones de vergüenza y culpa

La vergüenza

La vergüenza se refiere a la sensación de no poder ser uno mismo, como si hubiera algo inherentemente malo en la persona. Aquellos dominados por la vergüenza suelen preocuparse por sus debilidades, considerándose inútiles e incapaces de alcanzar sus metas. Se comparan desfavorablemente con otros, sintiéndose menos inteligentes, atractivos, bondadosos o interesantes. Además, tienen un temor constante al abandono.

La experiencia de la vergüenza es profundamente dolorosa y puede manifestarse de diversas formas en diferentes personas. Provoca respuestas físicas y pensamientos desagradables, dando lugar a conductas problemáticas y un gran sufrimiento emocional. Antes de sentir vergüenza, uno puede sentirse bien consigo mismo, con autoestima y alegría, pero de repente, algo sucede y la sensación de vergüenza lo abruma. En esos momentos, uno desearía mantener la calma y la compostura, pero parece perder el control sobre su propio cuerpo. Se siente una opresión en el pecho, el corazón late rápidamente y puede haber una sensación de vacío en el estómago. El tiempo parece ralentizarse mientras la persona se siente profundamente consciente de sí misma.

La vergüenza no solo afecta a la persona que la experimenta, sino que también puede evocar sentimientos de fracaso, inferioridad e incompetencia en otros. Es un sentimiento doloroso que puede generarse a partir de las relaciones interpersonales, llevando a las personas a esconderse y a desear ser aceptadas tanto por sí mismas como por los demás.

La culpa

Las emociones de vergüenza y culpa presentan varias diferencias significativas. La vergüenza surge de nuestras relaciones con los demás, mientras que la culpa proviene de conflictos morales internos. La culpa tiene su origen en el interior de uno mismo y conlleva el deseo de perdón, que solo puede obtenerse mediante la confesión, no ocultándolo. Por otro lado, la vergüenza nos lleva a escondernos, disimular y anhelar ser aceptados tanto por nosotros mismos como por los demás.

La culpa abarca un amplio espectro de estados emocionales. Puede manifestarse como vergüenza y hacer que nos sintamos humillados. También puede ser una aflicción moral que nos atormente con remordimiento. Otra forma de culpa puede adoptar la figura de autorreprobación punitiva, donde experimentamos ira dirigida hacia nosotros mismos por actos o pensamientos dañinos hacia otros.

La conducta que provoca culpa está relacionada específicamente con una persona en particular y no suele afectar directamente a los demás. Es un conflicto moral interno que impulsa el deseo de obtener perdón a través de la confesión, en lugar de ocultar lo sucedido. La meta final de la culpa es alcanzar el perdón.

Necesarias para nuestro desarrollo

Por otra parte, las emociones se van desarrollando durante los primeros meses de la vida, en donde algunas de ellas son: ira, sorpresa, tristeza, vergüenza y timidez. El desarrollo claro de sí mismo del niño no existiría sin vergüenza y culpa, ya sea porque a determinada edad luche por salirse con la suya sin importar lo que sus padres piensen o porque tiene que verse involucrado con los límites de la misma para desarrollar los referentes necesarios dentro de los cuales debe comportarse.

Pero muchas veces es difícil gestionarlas y debemos aprender herramientas para que no nos limiten. Contacta con nosotras si quieres saber más acerca de nuestras intervenciones con estas emociones.

 

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