Es posible traicionar a alguien o sufrir una traición de distintas maneras. Según el diccionario una de las acepciones de traicionar es: “Violar la fidelidad a alguien o a una causa, abandonar o denunciar a alguien”. El término más importante que se relaciona con la traición es el de fidelidad, que es lo contrario a la traición. Ser fiel es cumplir compromisos, ser leal y devoto. Se puede confiar en la persona fiel, pero cuando se pierde la confianza, se sufre traición.
Esta herida aparece entre los 2 y los 4 años de edad y se relaciona con el progenitor del sexo opuesto. Se trata de un/a niño/a decepcionado que ha sufrido por no haber sido colmada su necesidad de atención por parte del progenitor del sexo opuesto. Se siente traicionado/a o manipulado/a. Ha perdido la confianza en ese progenitor después de haber sido testigo de promesas no cumplidas, mentiras o señales de debilidad. Considera a este progenitor un/a irresponsable.
La herida de traición activa en la persona que la ha sufrido una máscara de control, de ahí que desarrolle una conducta controladora en sus relaciones personales. Desarrolla esta conducta para asegurarse de que mantendrá sus compromisos, para ser fiel y responsable o para garantizar que los demás mantengan sus compromisos. El gran miedo que posee la persona que tiene esta herida es a sentirse separado/a y repudiado/a.
Actitudes y comportamientos de la herida de traición
- Hace de todo por convencer a los demás de que tiene una fuerte personalidad. Usa sus cualidades de jefe para imponer su voluntad.
- No está en contacto con su propia vulnerabilidad y busca mostrarse fuerte. Quiere que los otros sepan de lo que es capaz.
- Hace esfuerzos para que lo consideren una persona responsable. Cree que ser responsable es ser jefe. En realidad, es un irresponsable ya que señala a los demás y los censura. Encuentra fácilmente la manera de no ser acusado.
- Busca ser especial e importante. Busca los honores y los títulos, y acapara mucho la atención dentro de un grupo.
- Fácilmente impresionado por la presencia de una persona rica o famosa, enseguida confía en ella. Olvida ser precavido y, si le decepciona, se vuelve desconfiada.
- Su reputación es muy importante, y si siente que está amenazado, no dudará en manchar la de otra persona.
- Miente sin esfuerzo para salir de una situación comprometida, pero no soporta que le mientan. Lo que le molesta no es la razón por la que le mienten, sino la mentira en sí.
- Espera mucho de los demás y es exigente. Cuando delega, exige que todo se haga a su manera y a su ritmo para mostrarse superior e importante. Verifica continuamente por falta de confianza.
- Le gusta tenerlo todo previsto para controlar mejor. No soporta que alguien venga a deshacer sus planes. Le resulta difícil aceptar los imprevistos.
- Se cree indispensable y le gusta pensar que los demás fracasarán sin él.
- Difícilmente confía y no deja que le conozcan. Desconfía del sexo opuesto. Teme que puedan aprovecharse de él/ella. Nunca hablará de sus debilidades o fallos.
- Es un excelente manipulador/a a la hora de controlar a su pareja. No quiere admitir que busca pruebas de su amor. Todos los métodos son buenos para manipular: ponerse de mal humor, chantajear, mentir, seducir, llorar de rabia, gritar, amenazar, quejarse… Puede llegar a usar la violencia
- Comprende y actúa rápidamente pero, la mayor parte del tiempo, se precipita.
- Está convencido/a de tener razón, intenta imponer su punto de vista a los demás y le gusta tener la última palabra.
- Es rencoroso/a. Puede acabar con una relación bruscamente, sin previo aviso, y negarse a contactar de nuevo durante mucho tiempo.
- Es intolerante e impaciente con aquellos a los que considera lentos. No duda en exteriorizar su ira.
- Busca mostrarse independiente para no despertar su miedo a la separación, es decir, al abandono. Critica a las personas dependientes.
- Suele usar las siguientes expresiones y palabras: soy capaz, confía en mí, no confío en él/ella, lo sabía, tenía razón, ¿has comprendido?, escúchame, asociado, disociado, separado, dejado, es verdad, francamente, etc
Conclusión
De las cinco heridas, el controlador/a es el que se crea mayores expectativas en quienes les rodean porque suelen prevenir todo para controlarlo. Tiene una personalidad fuerte. Afirma lo que cree con fuerza y espera que los demás acepten lo que él/ella piensa. Se forma rápidamente una opinión sobre algo o alguien y está convencido de tener la razón, da su opinión de una manera categórica y desea a toda costa convencer a los demás.
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Fragmento extraído del libro “La sanación de las cinco heridas” de Lise Bourbeau