Hoy hablaremos de los tipos de apego y su influencia en las relaciones de pareja. Dado que, el tipo de vínculo o apego que hemos tenido con nuestras figuras de referencia (padres o cuidadores) durante la infancia influirá de forma significativa en la manera como nos relacionaremos en la adultez con nuestras parejas. 
Según la teoría del apego de John Bowlby existen 4 tipos de apego. A continuación describiremos cada uno de ellos a partir de sus características dentro del marco de las relaciones de pareja.
Algunos conceptos previos…
Figura de apego
Es la persona con la cual el niño/a establece un vínculo que le proporciona seguridad y calma. Suele ser la madre, el padre o el cuidador/a habitual.
Sistema de apego
Mecanismo biológico que desencadena en el individuo el deseo de estar cerca de su figura de apego. Es decir, el impulso de buscar el contacto y la cercanía con esta figura que aporta calma.
Estilo de apego
Forma en la que nos vinculamos a los demás. Hay personas que necesitarán un mayor contacto y atención y otras, por el contrario, se sentirán más cómodas teniendo más espacio e independencia.
Tipos o estilos de apego en las relaciones de pareja
Apego ansioso
Las figuras de apego se mostraron ambivalentes o extremadamente protectoras. En el primer caso, ofreciendo una atención discontinua que no proporciona la seguridad suficiente, el niño/a aprende a desarrollar conductas de búsqueda y demanda para cubrir sus necesidades. En el segundo caso, la sobreprotección hace que aprenda que el mundo es un lugar poco seguro y necesita de otros para estar a salvo.
-Se centra el bienestar y la felicidad en la pareja, olvidando potenciar las otras áreas de la vida y los tiempos de disfrute individual.
-Se potencia la dependencia emocional. Hay miedo irracional al abandono, se percibe como intolerable una potencial ruptura.
-Existe una preocupación constante por la relación. Es decir, ésta no se disfruta, se sufre.
-Se pone atención excesiva a las reacciones del otro, a sus palabras, a sus emociones. La persona con apego ansioso busca desesperadamente sentirse segura en la relación, sin embargo estas acciones de control sólo acaban generándole una angustia mayor.
La convivencia con una persona con un apego ansioso puede resultar complicada debido a la demanda extrema de atención y demostraciones de cariño. La persona con apego ansioso debe trabajar en potenciar las áreas de su vida que ha descuidado por centrarse únicamente en la pareja. De esta manera irá reforzando su autoestima y su sensación de bienestar y seguridad más allá de la pareja.
Apego evitativo
Suelen haber sufrido experiencias de abandono durante su niñez. En mayor o menor medida comprobaron que sus figuras de apego no se encontraban disponibles para ellos o fueron extremadamente autoritarias y poco afectuosas.
-Apariencia de distancia y frialdad.
-Dificultad para expresar las propias emociones y mostrarse vulnerable.
-Cierto rechazo o resistencia a un compromiso total.
-Desconfianza constante.
-Acciones que sabotean la relación o la mantienen en un estado superficial.
-La prioridad no parece ser en ningún caso la pareja.
Mantener una relación sentimental con una persona con apego evasivo puede resultar desolador, ya que la desconfianza y el temor a equivocarse o salir heridxs les impide abrirse realmente y empatizar con las necesidades del otro. Será necesario que sane las heridas emocionales que le impide tener una relación honesta para poder disfrutar realmente de la misma y dejar de confundir, decepcionar o herir al otro.
Apego desorganizado
En la mayoría de casos suelen haber sido víctimas de maltrato. Son adultos a los que muchas veces les cuesta identificar las emociones propias y ajenas, lo cual conlleva serias dificultades para relacionarse de forma saludable con los demás.
-Ambivalencia emocional. Cambios constantes del “amor al odio”.
-Incoherencia entre lo que se dice y lo que se hace.
-Constantes discusiones, desacuerdos y conflictos en la relación de pareja.
-Existe miedo a la soledad aunque al mismo tiempo se rechaza la intimidad.
El apego desorganizado es con diferencia el que más engancha, ya que se suele pasar de dejar la relación de forma impulsiva después de una gran discusión a volver al poco tiempo de la mano de un gran gesto de reconciliación. De esta manera, de forma inconsciente se espera la “recompensa” después de los momentos de decepción, enfado y tristeza y vamos quedando atrapados en esta dinámica relacional. La persona con apego desorganizado deberá poner en orden sus sentimientos y necesidades y aprender a ser honesta con su pareja para llegar a establecer una relación sana.
Apego seguro
Suelen haber sido niñxs con figuras de apego estables, que supieron proporcionarles la seguridad y confianza necesarias para explorar y experimentar, comunicar sus necesidades y deseos y mostrarse tal cual son sin miedo a ser rechazadxs.
-Se vive la relación desde la igualdad, el respeto mutuo y la libertad.
-Se disfruta de la intimidad con la pareja. Desde la confianza no asusta mostrar vulnerabilidad.
-Se comprende que existe la posibilidad de que un día la relación se termine.
-Hay sensación de seguridad en la relación porque el amor y el compromiso son correspondidos.
Si ambos miembros de la pareja se relacionan desde un apego seguro la relación será saludable. Es decir, existirá un equilibrio entre los tiempos de pareja y los tiempos individuales, se entenderá la relación como una parte más de las muchas que son importantes en la vida y se aceptará que cuando alguno de lxs dxs o ambxs no se sienta bien en la relación y no sea posible cambiarlo lo mejor será dejarla.
Las diferentes combinaciones entre personas con cada uno de estos 4 tipos de apego da lugar a múltiples circunstancias y dificultades en la vida de las parejas. La herramienta esencial es la comunicación, ya que sólo a través de ella podremos intentar entendernos y llegar a acuerdos. No obstante, cuando comprobamos de forma reiterada que la comunicación no está siendo posible o que existen diferencias importantes que nos generan sensación de insatisfacción y malestar emocional es importante plantearse buscar ayuda profesional o valorar si realmente debemos continuar con dicha relación.