Nuestra sociedad está experimentando un progresivo envejecimiento. Han surgido muchas enfermedades neurodegenerativas asociadas a la edad (demencias, Alzheimer…). Como consecuencia, el número de personas dependientes ha aumentado y el número de personas cuidadoras también. Se estima que el 85% de estos casos, la familia constituye la fuente principal de atención de estas personas dependientes y que normalmente la responsabilidad la asume una sola persona cuidadora dentro de la familia. Muchas de estos cuidadores sufren nerviosismo permanente y preocupaciones que no pueden controlar. Sienten que no tienen vida propia, experimentan soledad, se encuentran con un estado de ánimo bajo, sin ganas de hacer nada, cansados y con dificultades para dormir. ¿Quién cuida a la persona cuidadora?
Recordemos que normalmente las personas cuidadoras son mujeres (esposas o hijas habitualmente), de unos 50 años, que están casadas y que a la vez también cuidan de sus hijos. Estas tareas de cuidado no las realizan de forma remunerada.
Los médicos, los componentes de cada familia y, en general la sociedad, ha atendido la salud de la persona enferma. No se ha puesto en foco de la atención en el cuidador. No ha estado hasta hace poco que los cuidadores han sido asumidos como parte esencial del proceso de la enfermedad y de la conservación de la salud.
No podemos cambiar la realidad, pero sí podemos dotar a estar personas cuidadoras de habilidades nuevas que les permitan gestionar mejor su día a día. Estamos hablando de habilidades como control emocional, cambio de hábitos o mejorar la comunicación.
¿Cómo empieza todo?
La noticia del diagnóstico marca un punto y aparte en la vida del enfermo y de la persona cuidadora. Sentimos miedo, enfado, ansiedad y es fácil dejarse llevar por éstas y pensar catastróficamente. En estos momentos es difícil tomar decisiones, pero ya no nos sirve mirar al pasado y pensar en qué hemos perdido. La persona cuidadora ha de prepararse para afrontar situaciones de estrés y de desgaste emocional. Cuidar es centrar la atención en las soluciones y no en buscar culpables de lo que ha pasado.
¿Qué nos lleva a tomar la decisión de ser persona cuidadora?
Existe diferentes factores. Cuestiones económicas, tradición familiar y social, creencias religiosas o el sentido de estar en deuda pues antes nos cuidaron a nosotros. No obstante, cuidar no debe de ser una obligación, sino una decisión. Las personas que se han visto obligadas a cuidar de un familiar, sufren más estrés y desgaste emocional. Son más vulnerables ante trastornos de ansiedad, depresión, baja autoestima, altos niveles de irritabilidad…
¿Cómo evitar el síndrome del cuidador?
No podemos controlar los acontecimientos que nos pasan. Pero sí la forma de abordar las situaciones problemáticas. Si conseguimos fijarnos en aquellos aspectos que podemos controlar directamente con nuestra actuación, disminuirá el nivel de inseguridad y ansiedad. En cambio, si damos importancia a esas cosas que no podemos controlar, la incertidumbre, la inseguridad y la angustia crecerán.
¿Qué sí podemos controlar? Afrontar nuestras emociones, aprender a comunicarnos mejor desde la asertividad, tomar decisiones y gestionar pensamientos negativos.
Recordar que podéis contactar con nosotras para cualquier duda. Somos un gabinete psicológico en Hospitalet de Llobregat.
Cuando el dependiente es un hijo no se elige nada. Creo que está más enfocado a dependientes mayores
¡Hola Reyes! Sí, este artículo está enfocado sobretodo a aquellas personas que cuidan de familiares adultos.