Las neuronas espejo son parte del sistema de la autoconciencia. Dicho sistema se encuentra estrechamente relacionado con la aparición y adquisición de la teoría de la mente (TOM).
La TOM refiere a la habilidad para comprender y predecir la conducta de otras personas. Estaría relacionada con el reconocimiento de las emociones, la empatía, la comprensión. También con el uso de la ironía, la metáfora, el engaño, el humor, el seguimiento de comportamiento social aceptable y el juicio moral.
Representar los estados mentales del otro implica conocer sus deseos y tendencias para anticiparse a ellos. Trastornos en la TOM comprometen el funcionamiento social y la comunicación con otros. Por ejemplo, en el autismo existe una falta de contacto normal con los demás. Dichas personas, no desarrollan una teoría de la mente, no atribuyen mente a otras personas. De esta forma, tratan a los demás como objetos y viven aislados socialmente. Si no atribuyen creencias, intenciones y sentimientos, la comunicación no es posible.
Las neuronas espejo
Las neuronas espejo son un tipo particular de neuronas que se activan cuando un individuo realiza una acción. También reaccionan cuando la persona observa una acción similar realizada por otro individuo, como si el observador estuviera realizando esos mismos movimientos. Pero el proceso va más allá de que el movimiento, al ser observado, genere un movimiento similar latente en el observador. El sistema integra la intención de los demás, así que el observador puede atribuir una intención al otro.
Es decir, cuando veo a alguien realizando una acción, automáticamente simulo la acción en mi cerebro. Si yo entiendo la acción de la otra persona es porqué tengo en mi cerebro una copia para esa acción. Esa copia la ha conseguido de mis propias experiencias de tales movimientos.
Venimos al mundo equipados con unas estructuras que nos capacitan para elaborar representaciones de la realidad. La teoría de la mente supone hacer uso de creencias, deseos, intenciones, sentimientos, etc., para dar cuenta del comportamiento de las personas.
La activación de éstas depende también de cuán familiar nos resulte lo que vemos. Po ejemplo, cuando un bailarín de ballet observa alguien bailando, sus neuronas espejos se activan más que una persona que nunca ha hecho danza.
Si vemos a alguien sonreír, estas neuronas lo simulan, crean una especie de imitación interna en nuestro cerebro del rostro de la otra persona, y luego envían estas señales al sistema emocional, que nos permite sentir lo que otro siente.
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