La Teoría del Apego propuesta por John Bowlby afirma que el niño/a tiene la tendencia natural a buscar la cercanía de la figura referente (la madre en la mayoría de casos) y se siente seguro cuando esa persona está presente y se muestra sensible a responder a sus necesidades tanto físicas como emocionales. Del mismo modo, Bowlby sugiere que la privación de dicha figura de apego puede causar depresión en la niñez. Incluso cierta hostilidad e incapacidad para establecer relaciones sociales saludables en la adultez. Es por ello que hoy os queremos profundizar en los tipos de apego que existen y su importancia en el desarrollo del individuo.
La personalidad se va formando a partir de la combinación entre las características innatas del niño/a (sociabilidad, sensibilidad, capacidad de adaptación, etc.) y las vivencias y aprendizajes que adquiere del entorno sociofamiliar que lo rodea. En este sentido, la vinculación emocional durante la primera infancia del niño/a con sus padres o cuidadores, resulta de vital importancia para favorecer un adecuado desarrollo emocional y social del mismo. Existen tres tipos de apego, cada uno de ellos influye de forma diferente en el desarrollo del niño/a llegando incluso a condicionar en cierta medida sus conductas en la vida adulta.
Tipos de apego
Bowlby afirma que el niño/a desarrollará un Apego Seguro siempre que la cercanía física y emocional de la figura referente le haga sentirse atendido, protegido y seguro. Frente a extraños o situaciones desconocidas el niño buscará siempre su cercanía corporal para sentirse resguardado.
En cambio, cuando los padres o cuidadores atienden con poca frecuencia las demandas del niño o se muestran poco afectivos o distantes, el niño desarrollará un Apego Inseguro Evitativo. De este modo, frente a situaciones extrañas el niño/a no buscará la figura referente y se mostrará aparentemente imperturbable (aunque los estudios revelan que en la mayoría de casos sufren estrés interno).
En caso de que la figura referente se comporte de manera inconstante, acudiendo algunas veces a sus llamadas e ignorando otras, el niño/a desarrollará un Apego Inseguro Ansioso. También lo hará si las figuras de apego son extremadamente protectoras. El niño/a buscará desesperadamente las figuras de referencia para sentirse seguro y calmado.
Cuando las figuras de apego ejercen maltrato físico o psicológico, el niño/a desarrollará un Apego Inseguro Desorganizado, de este modo el niño se comportará de forma contradictoria buscando y rechazando el contacto con las figuras de apego, sintiéndose inseguros y confusos.
8 tipos de trastornos del apego
A su vez, Karl Heinz Brisch afirma que existen también otras conductas que corresponden a los llamados trastornos del apego. Suelen encontrarse en niños/as que han sufrido desde edades muy tempranas abandono físico y/o emocional, malos tratos o negligencia por parte de sus cuidadores. Debido a la falta de una vinculación emocional saludable con la figura de referencia carecen de la seguridad necesaria para desarrollarse e interactuar con el medio que lo rodea de manera normalizada. Asimismo, incluso cuando el vínculo emocional existe, pero el niño/a ha experimentado cambios significativos o situaciones traumáticas que puedan haberlo hecho desarrollar una cierta ansiedad frente a la separación de la figura de apego, nos podemos encontrar conductas de apego excesivo que también pueden dificultar el desarrollo del mismo.
La exhaustiva clasificación de Karl Heinz Brisch sobre los tipos de trastornos del apego que suelen desarrollarse en la primera infancia nos ayuda a comprender las diferentes manifestaciones conductuales que podemos observar en los niños/as respecto a la relación con sus cuidadores.
1. Ausencia de apego
Al carecer de un vínculo con la figura de referencia se muestran impasibles frente a extraños o situaciones peligrosas o amenazantes. Suele tratarse de niños/as que han sufrido abandono y han pasado por diversos cambios de tutores o centros de acogida siendo aún bebés.
2. Apego indiferenciado
Se muestran igual de abiertxs y confiadxs frente a la madre o cuidador que frente a un extraño. También se suele tratar de niños/as de acogida o abandonados.
3. Apego exagerado
Sólo se muestran relajadxs y confiadxs en presencia de su figura de referencia y por tanto, reaccionan con verdadero pánico frente a la separación.
4. Apego inhibido
Desmedidamente dóciles y obedientes, suelen responder a las demandas del adulto de forma inmediata y con llamativo conformismo. La vinculación emocional entre el niño/a y su cuidador es pobre o escasa. Suele tratarse de niños/as que han sufrido malos tratos o que conviven en un hogar donde existe violencia.
5. Apego agresivo
Expresan su necesidad de atención y cercanía a través de la agresión verbal y corporal.
6. Apego con inversión de roles
Se comportan con desmedida preocupación por sus figuras de referencia, se angustian frente a la separación y temen perderles.
7. Apego con adicción
Se da cuando los deseos de atención y cercanía del lactante se han respondido con alimento y no con afecto. El niño/a establece una asociación entre atención y comida que lo hace “adicto” a ésta.
8. Apego con síntomas psicosomáticos
Expresan con síntomas físicos (trastornos del sueño o de la alimentación, enuresis o encopresis, etc.) las alteraciones de su sistema de apego. Suele tratarse de niños/as que sufren abandono o negligencia afectiva.
Consecuencias
Tanto la ansiedad frente a la separación de las figuras referentes como la desvinculación afectiva generalizada en el niño/a le dificultan experimentar con las personas y cosas de su entorno. De esta manera, podemos encontrar dificultades para adaptarse a nuevas situaciones (ir a la guardería, cambiar de clase o de maestra, probar nuevos alimentos, manipular objetos desconocidos, etc.). También hay dificultades para establecer relaciones con los iguales (introversión, pasividad, inseguridad a la hora de iniciar una conversación o hacer amigos, etc.). En caso de presentarse estas conductas de forma persistente es recomendable acudir a un especialista.
Los estudios revelan que si en el transcurso de su vida el niño/a no recibe el afecto y la atención por parte de otras personas que compensen dichas carencias afectivas le resultará difícil establecer relaciones interpersonales satisfactorias y duraderas en su vida adulta.
La confianza, la seguridad en unx mismx, el respeto a los demás y la percepción positiva de las relaciones interpersonales se van adquiriendo desde edades muy tempranas y a partir de la seguridad afectiva que proporciona la madre o cuidador principal.
Por suerte, la interacción con otros sistemas como la guardería, la escuela, el grupo de amigos, etc. en muchos casos equilibran las privaciones afectivas en el hogar. Estas experiencias positivas permiten al niño/a adquirir la confianza necesaria para desarrollar sus competencias. También podrían ayudar a desenvolverse de manera más positiva con las personas que lo rodean.
Finalmente, es importante no confundir el apego seguro con la sobreprotección (que como hemos visto anteriormente puede dar lugar a un estilo de apego ansioso). Es tan importante atender las demandas físicas y emocionales del niño de manera adecuada como incentivar constantemente su autonomía. Por ejemplo, animándolo a explorar, enseñándole a hacer las cosas por sí mismo, ayudándolo a expresar sus demandas y emociones, etc.
El proyecto de Connexions Teràpies Integrades nace son el objetivo de ofrecer un gabinete de psicología en Hospitalet de Llobregat que pueda dar respuesta a las demandas psicológicas y emocionales de las personas que viven alrededor.