La violencia de género es el resultado de un proceso de comunicación errático que, mantenido a lo largo del tiempo, genera un vínculo traumático entre la pareja. Este vínculo se basa en la desigualdad de poder entre los miembros de la pareja que conlleva, finalmente, a desarrollar conductas de sumisión y maltrato. Todo este proceso implica numerosas consecuencias negativas para la mujer. Comunicación y género No podemos pensar en la comunicación sin tener en cuenta el género, pues nos conforma y está presente en nuestra manera de comunicarnos. Aprendemos que ciertos gestos, posiciones corporales, roles, deseos o emociones corresponden a un género y no al otro. Y, sin ser conscientes, lo vamos incorporando a nuestra identidad ya de bien pequeños (a finales del primer año de vida). Existe una sociabilización diferencial para las niñas y los niños a través de los distintos focos de la educación (familia, escuela, cine, literatura…). Los hombres son educados para ser autónomos y ejercer poder. Las mujeres para ser sumisas y cuidar de los demás. De esta forma, en las sociedades patriarcales, la educación diferencial y en la división sexual del trabajo otorga al hombre la mejor parte. Cuando se transgreden los formatos de género […]
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