El duelo es una experiencia común, universal y dolorosa que al menos una vez en la vida, a lo largo de la edad adulta, experimentaremos todas las personas. En la sociedad industrializada actual nos regimos por la inmediatez (aquí y ahora), buscando beneficios individuales a corto plazo y a cambio de poco esfuerzo. De esta manera vamos por la vida intentando eludir cualquier tipo de malestar físico o emocional que interrumpa nuestra incesante y a la vez estresante carrera hacia el “éxito”. Por tanto, las sociedades occidentales suelen silenciar el sufrimiento, la muerte y el duelo, intentando a toda costa olvidar de prisa para “estar bien” lo más rápido posible. De esta forma, olvidamos que las ceremonias fúnebres sirven de rito de paso no sólo para el difunto sino también para sus deudos. A éstos les permite ir tomando consciencia, asimilando e integrando poco a poco la pérdida del ser querido. Los familiares deben aprender a vivir sin dicha persona y ello implica un proceso de aceptación y “reacomodación” emocional que requiere de un tiempo determinado. Características del duelo: Sentimientos: tristeza, enfado, culpa, bloqueo, ansiedad, soledad, fatiga, impotencia, anhelo, alivio, insensibilidad, confusión… Conductas: soñar con el difunto, evitar recordarlo, suspirar, llorar, atesorar sus objetos, buscarlo y llamarlo en voz […]
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